Llegar a casa

El cuerpo me pesa y mi mente ha dejado de habitarme hace varias horas sin que nadie lo note. No emito palabras ni pensamientos. Ni siquiera las necesidades básicas se manifiestan. Solo quiero dejar de ser, de existir, sólo quiero rendirme y que todo simplemente acabe. Pero noto el pensamiento y me doy cuenta de que sigo con vida, que tal vez sea el dolor emocional que sigo sin digerir del todo, que se manifiesta con ese bloqueo vital.

Abro la nevera y no hay nada que me apetezca. Prendo mi pantalla portátil y escojo la comida menos costosa disponible. Divago entre pixeles mientras llega el último humano al que veré por hoy. Nada en la pantalla me comunica emociones, estoy vacía y nada resuena. No soy eco. Saludo, recibo y como.